Javier Arroyuelo / Un día y después otro

Friday, December 21, 2018

Un día y después otro. 1.


Miércoles 19 de diciembre., 2018
Inicio un diario. El femenino como género inclusivo ¿tampoco es la solución? Para mí sí, porque hay toda una parte importante de mí que se define como loca y que en público habla por todas las otras partes de mí que no necesitan definirse para que nos llevemos todas bien aquí adentro pero además porque on top of everything me divierte.
Todo en femenino. (Manuel P. decía la París, la New York, la Roma, etc.)
Cantar "Todas unidas triunfaremos" al unísono con una multitud en gran parte barbuda y bigotuda sería gozado. Y sin necesidad de platinarse la melenona.
A decir verdad, todes no me va pero me alarma ver la naturalidad con la que lo adopté. Hasta los plurales en i me salen como si de toda la vida. Y no me siento extraña porque siempre lo fui.La extraña pasajera. Además, facilidad para los idiomas.
Pero las personas no lo comprenden, sobre todo cuando hablo rápido. Les suena a joda? Claro que no importa que entiendan. Captan la idea. Cazan como que hay una realidad otra. Aún cuando se preguntan ¿qué chamuya esta loca? siempre les queda aquello que las locas tan bien manejamos: el susto de perderse algo, didáctico y glamorado pero susto al fin. Hay que ser leninista de temps en temps.
Me voy al chino, que se llama Argenchino ¡Cielos! dónde estoy? Habré sido abducida?
Besos.

Jueves 20 de diciembre, 2018.
Con una palidez de polvo de arroz, la luna de las ocho de la tarde, que propiciará cuando oscurezca besos vampiros, me acompaña desde la plaza frente a la estación hasta mi misma cocina, desde donde levanto un vaso de agua helada hacia ella, velada, en su pantalla de cielo celeste desvaído. En alunación, venía pensando que elegir como persona pública la figura de la loca, o ser como persona privada elegida por ella, tal como la luna antigua elegía a sus sacerdotisas, significa ni más ni menos que destinarse a la perturbación del orden establecido. Es una opción tan plena de sustancias políticas que necesariamente lo obliga a uno, Uno la Loca, a obliterar, en un primer tiempo, toda conexión con las corporaciones que en esta era del consumismo son la forma de producto político aceptada y modulada por el poder., Cuando, con el paso del tiempo o ante una de esas urgencias de náusea que los productos políticos etiquetados de derecha suelen provocar, Uno La Loca desobstruye, repentina y ligera, los conductos y fluye hacia el remolino ruidoso y templado de las causas comunes y se deja llevar como Edith Piaf en La Foule, el vals criollo naturalizado francés, en el que la multitud le arranca de los brazos el hombre que le había traído unos minutos antes. Buena advertencia para Uno La Loca, que quizá pueda esperar encontrar en esas calles populares el polvo suyo de ése día pero muy probablemente no, o simplemente no, o para nada, l’amour fou, que no es necesariamente carnal o no es solamente carnal.. Y así, cuando no lo encuentra, recuerda que en la sociedad del consumismo, los productos políticos considerados aptos y autorizados para todo público excluyen en su composición el ingrediente del Deseo. La mayúscula corresponde al tamaño de la ausencia de Deseo según la mide Uno La Loca. Ausencia que se palpa en el aire tal como en el subte o en el cine se palpa el bulto del tipo más cercano pero, en el caso de lo político, con resultados mucho menos sólidos, No pido la luna, la tengo. Pido una política que me caliente.

Thursday, May 11, 2017



Hoy fue todo y fue más que todo y fue el punto donde todo empieza.

Volvimos a saberlo: como todas las formas del amor,
también la historia está hecha de cuerpos de los que dependemos.

Hubo hoy tantos de ellos, tal multitud crecida en asombro ante su propia magnitud
que, en el pecho, el agradecimiento por este día contarse entre ellos
se agrandaba con la potencia reiterada de un oleaje.

Cuando los cuerpos recuerdan sus vidas, en ese cuento están
a la vez que los cuerpos queridos
aquellos de un momento en el camino, que no tuvieron nombre y ya no tienen cara, pero que son presencia y testimonio.

Cada cuerpo, y el mío al mismo paso, por las calles de la ciudad política
traídos por la antigua urgencia humana de juntarse
para escuchar en las otras voces lo que la propia boca está
bramando-invocando-riendo-anunciando.

Veníamos a mucho, los cuerpos todos con todas sus cabezas.
Veníamos, creo, a dar vuelta algo,
no todo el mundo, como ya tantas veces,
sino, como otras tantas veces también,
algo que si no era dado vuelta no nos dejaría vivir.
Literalmente.

Veníamos los cuerpos a ponernos y a ponernos a decir
que están aquí y aquí se quedarán, palpables en el aire entre nosotros
las presencias de aquellas y aquellos a quienes no se dejó que dejaran
aquel testimonio irrefutable de lo que habían sido sus vidas,
sus cuerpos.

Thursday, October 27, 2016

 

Clones del Kun Agüero se busca.
Dotes futbolísticas innecesarias.

Tuesday, September 27, 2016


Un yeite beige

y esa voz que te roza

y te dice: Tu piel contra mi piel.

Y así se va el domingo

en óleos de caléndula.

Thursday, September 22, 2016

15 de octubre. Taller / Workshop en Espacio Buenos Aires.


Tuesday, September 20, 2016

Vaghe stelle dell'Orsa, Luchino Visconti (1965) Claudia Cardinale, Jean Sorel.







On the tyranny of the Oedipus complex

Excerpt from a conversation between Adam Phillips, the psychoanalist and author, and Ileene Smith 

IS: Where did the concept ( of unforbidden pleasure) come from? Was it sparked in your consulting room?

 AP: It came from a combination of things. One was in terms of the clinical work in my professional life—my interest in the tyranny of the Oedipus complex in psychoanalysis, and the tyranny therefore of the idea of forbidden incestuous desire, and the way in which my sense of psychoanalysis is that Freud discovered something extraordinary about pleasure, and in a way he partly reneged on it or abjured it so that he ended up talking really only about the formative effects of forbidden pleasure as a consequence of a kind of obsession with the father, and a kind of anxious disinterest in the relation of the mother—that whole pre-Oedipal stage of development.
So it seemed to me that the people I was seeing—I don’t really like to generalize about this—were sometimes as inhibited about unforbidden pleasures as about forbidden pleasures. One of the things I find myself doing in the therapy I do is enabling people to find out where their real enjoyment is. And being in some way surprised how difficult it is for people to discover what they really enjoy, having had so much enjoyment foisted upon them growing up. Everyone knows what they should like, what they should attend to, what they should be interested in. But it’s sometimes quite difficult to know what we are actually enjoying.